La mente ha sido demonizada por la comunidad espiritual porque ella produce un programa muy bien ensamblado, dando órdenes imperativas y condenatorias que no pueden ser desobedecidas, produciendo una esclavitud,
pero la mente no es el problema, sino el poder que le hemos dado.
Salir de la zona cómoda, conocida, confortable y segura es un proceso denso, desafiante y complicado, pero posible; se convierte en apasionante cuando somos conscientes de que estamos yendo hacia aquello que nuestra alma quiere, entonces podemos disfrutarlo, aunque sea duro y complejo.
Dentro nuestro tenemos todos los recursos para dar un giro de 180 grados, y migrar hacia otro destino. LA GRAN FUGA, es desde la cárcel, pero lo más importante es que nos dirigimos HACIA EL MISTERIOSO UNIVERSO DE LAS MÚLTIPLES OPORTUNIDADES QUE HAY ALLÍ AFUERA, MÁS ALLÁ DE NOSOTROS MISMOS.